Tiempo atrás, milenios antes del conocido como Big Bang, 5 dioses existían. Ellos fueron los dioses creadores, causantes de todo lo que hoy en día conocemos. Tasha, la erudita; Erebos, el condenador; Heliod, el justo; Nilea, la cazadora; Purforos, el vengador. Ellos, seres inmortales y todo poderosos, existían en un plano donde nada más que su presencia existía. Aburridos, decidieron dar origen al universo.
En su infinito poder, crearon todo lo que nos rodea. Este universo y todo lo que hay en él viene de ellos. Crearon nuestro mundo, en un principio salvaje y primigenio, lleno de vida. Regidos por los instintos, la vida de ese primer mundo era cruel, despiada, pero a la vez armoniosa. Aunque salvajes, esos primeros habitantes formaban un ciclo perfecto de vida y muerte. Aquello en un principio les satisfizo, y durante mucho tiempo la vida en el mundo fue así.
Pasaron los siglos, y la falta de cambios les aburría. Siempre era igual, no había historias ni diferencias. Conscientes de eso, crearon a los seres racionales que hoy en día conocemos. Enanos, Elfos, Humanos, Goblins, Orcos, incluso Ángeles y Demonios. Se repartieron el mundo y no sólo se adaptaron, sino que lo adaptaron. Luchaban por su hogar, por su territorio, por la superioridad de los suyos. Al menos en un principio.
Con la llegada del libre albedrío la maldad, la codicia y la ambición, fue anidando en los corazones de todos ellos. Las formas de matar se perfeccionaban. Comenzaron a verse simples muestras de poder, no supervivencia. Ya no había un ciclo vital perfecto, toda la creación se veía amenazada.
Entonces llegaron los 5 dragones legendarios. Ellos pusieron orden con su poder e inteligencia superior. Lucharon, mataron y masacraron a incontables miembros de las especies racionales. Estos, comprendiendo su error, aceptaron no volver a crear esa espiral de destrucción, dejando de luchar de manera tan brutal.
La paz volvió y durante un tiempo el mundo se recuperó. Mas una vez más las razas pensantes corrompieron todo. Dioses y dragones fueron engañados. Estos últimos se vieron envueltos una vez más en una guerra cruenta y despiadada que duró muchos años. El mundo acabó en ruinas y los dragones malheridos. Necesitados de descanso, cada dragón se fue a una esquina del mundo, reposando y llevando consigo a las razas que lo apoyaban. Así se crearon los reinos.
Desde su creación, ha existido la guerra. Ya fuera entre ellos o con revueltas dentro de su tierra, la muerte ha sacudido el mundo. A pesar de ello, la vida ha prosperado y crecido en abundancia. Los dragones descansan y los reinos aguardan, a la espera de su despertar. Quizá, cuando lo hagan, la estabilidad desaparezca y empiece una última guerra, que decida el destino del mundo.
Mientras tanto, sólo nos queda vivir...
